Se metió la vaca loca

Sobre la vía que comunica a Girón con Bucaramanga, un conductor arrolló con su carro a una vaca que caminaba junto a cinco ejemplares más, la noche del domingo de pascua de 2010. El hombre, supuestamente por el hecho de que el propietario del animal nunca dio la cara para pagar los daños ocasionados a su automóvil por el despiste del cuadrúpedo, no tuvo ningún empacho en regresar al día siguiente junto a otras personas y descuartizar al animal, pretendiendo con la venta de su carne pagar los desperfectos sufridos por su vehículo.
Lo que se determinó en primer término por la Policía Ambiental de Bucaramanga, el Invima y la Secretaría de Salud del Municipio fue inspeccionar la zona y verificar si los implicados infringieron las normas de control sanitario, para lo cual le aplicaron al animal creolina y después lo incineraron, según la indicación de los expertos.
El conductor implicado en este percance enfrenta un proceso administrativo que puede ocasionarle el pago de hasta 10 salarios mínimos.
En presencia de estos dos tipos de situaciones, hay que hacer un breve análisis: En primer término, frente al hecho de que el propietario del semoviente no dio la cara para responder, el ofendido quiso hacer justicia por propia mano y procedió a ejecutar lo que primero se le vino a la cabeza, desentendiendo que existen leyes que, como en este caso, se vuelven contra uno. Ahora este hombre no sólo no podrá resarcir los daños de su carro, sino que tendrá que pagar la multa de tres salarios mínimos mensuales (algo más de un millón quinientos mil pesos) que le aplicaron por descuartizar la vaca. Debió esperar a hablar directamente con el dueño del semoviente para arreglar la situación legalmente.
Por otra parte, no se puede dejar de lado la responsabilidad que le atañe al dueño del semoviente, ya que debió precaver que sus animales permanecieran en el potrero y no en la carretera, lo cual lo hace responsable de reparar el daño ocasionado al vehículo y ser menos negligente e irresponsable a la hora de reconocer sus obligaciones. Ahora, en este caso ¿Quién lo obligará a resarcir los daños ocasionados por la vaquita ambulante, si con su indiferencia o evasión inicial da la impresión de que siempre hace lo que quiere?
Ambas situaciones son irrebatibles. Pero hay que ser realistas ¿Quién manejaba? ¿Quién es el que tiene raciocinio? ¿Quién es el de la inteligencia? o será que por andar a las carreras ese atolondrado conductor prefirió echarle el carro encima al semoviente? Siento decirlo así, pero es la realidad, muchos conductores (porque frecuentemente se han visto), apenas divisan a perros y gatos, les echan el carro encima muchas veces malévolamente, sin necesidad alguna ¿Entonces, qué se puede esperar de una persona que al parecer es bastante intolerante?