CONJETURAS La incoherencia entre los debates y las encuestas

Un debate, según el diccionario de la Real Academia Española significa controversia o discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas. Valdría la pena preguntarse si hubo algo de eso en los mal llamados debates televisivos que se hicieron en la presente campaña colombiana para elegir Presidente de la República, en absoluto. Por eso se dice que se trató más bien de unas extensas y aburridas ruedas de prensa que, por no otorgarles a los candidatos tiempo suficiente para una mejor exposición de las ideas, en manera alguna permitieron esa controversia.
De todas maneras, de la actuación de los aspirantes, los mejor librados en los pretendidos debates fueron los peor librados en las encuestas. Infortunadamente esa es la triste realidad que nos impone la dinámica política de nuestros tiempos en el caso de los dos mejores candidatos, a mi juicio: el de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras y el del Polo, Gustavo Petro. Las personas que en verdad se tomaron el tiempo necesario para leer las propuestas y vistos y escuchados los debates por televisión, han concluido mayoritariamente que fueron los de más coherencia, seriedad y profundidad en los temas. Sin embargo, esa opinión no fue consecuente con lo que reflejaron tales sondeos de opinión.
Ambos candidatos aparecieron entre los primeros seis en la parte de la cola en referencia a las mediciones mencionadas, sin duda producto de la polarización entre los dos candidatos que puntearon casi siempre e incomprensiblemente por cuenta de la reciente teoría del voto útil.
En el caso de Vargas Lleras el hecho se explica por cuanto el aspirante por el partido de la U siempre se arrogó el hecho de ser el único heredero de las políticas del presidente Uribe, tratando de hacerle ver al electorado que solo él podría darle continuidad a ese legado, en especial la seguridad democrática. Eso llevó a que quienes privilegian tal política sin otra consideración, estuvieron con Santos a plenitud, así supieran y creyeran que había otras propuestas mejores. En cuanto a Mockus, su persistente discurso contra la corrupción valiéndose de las oportunidades que ha dado Uribe con tanto escándalo pernicioso como, Agro Ingreso Seguro, falsos positivos, chuzadas, entre otros, devino en lo que Vargas Lleras denomina el “voto útil”, según el cual se fortaleció el apoyo a quienes marchaban en la cabeza de las mediciones de intención de voto, lo que permitió que terminaran ganando, no necesariamente los mejor preparados ni mucho menos los programas mejor estructurados y concebidos.
De otra parte, los candidatos a quienes les fue mejor en los debates: Petro, Vargas y Pardo han sido parlamentarios en el pasado reciente, lo cual hace pensar que quienes tienen esa condición son los más duchos y seguros en la exposición de las ideas; contrario sensu, los tecnócratas: Santos y Mockus aparecían en esas supuestas controversias televisivas como repitiendo permanentemente un discurso que además de inseguro, se notaba, calcado, redundante y la mayoría de las veces, casi siempre deslucido.