Conjeturas Edición 451

Nos quieren sacar la Leche

Se cree que hace unos 5.000 años, en la época mesolítica, el hombre ya había pasado del estadio en que solamente recolectaba y cazaba a otro en que se dedicaba al cultivo y a la cría de ganado. Un buen día, descubrió el ordeño y toda su vida se transformó. A partir de aquel momento, la leche, en particular la de vaca, fue considerada como alimento por excelencia, fuente de fortaleza y de vida. Hoy en día la leche es el género agropecuario de mayor valor en el mundo; está presente en los cinco continentes y tan solo en la Unión Europea, el acopio anual suma 150 millones de toneladas.
En estos momentos hay superproducción mundial, por lo que los principales exportadores deben colocar 40 millones de toneladas sobrantes. Aunque nuestro país se autoabastece, ha consentido en recibir tales excedentes extranjeros mediante una contraproducente política oficial que consiste en abrirles campo a través de decretos proscriptores del comercio y consumo de leche en cantina y de la suscripción de inconvenientes tratados de libre comercio, los cuales llevarán inevitablemente a Colombia a importar en 2012 aproximadamente el 22% de la producción nacional de quesos, mantequilla y leche en polvo.
Como bien lo señaló Fedegán el gremio que aglutina a los ganaderos de Colombia y no propiamente a los más modestos, dicha política oficial tendrá efectos adversos sobre las 400.000 familias colombianas que se dedican a la producción lechera, la mayoría de ellas a pequeña escala. Sería imposible competir con los precios de la leche importada puesto que los europeos tienen la ventaja de que sus Estados subsidian la actividad ganadera, compran los excedentes para almacenarlos conjurando de esa forma la baja en los precios. En fin, ayudan económicamente a los exportadores con lo cual éstos pueden vender por debajo del costo de producción.
Y para complementar este cuadro de amenazas en ciernes, por resolución del Gobierno se permitirá una reducción arancelaria del 20% en la importación de 3.000 toneladas de lactosuero, un pernicioso subproducto con el que algunas empresas de lácteos suplantan la leche genuina; lo mezclan con ella para reducir la proteína animal natural, afectando de esa manera la buena alimentación de los niños consumidores.
Pero lo más desvergonzado es que se expedirán documentos CONPES que plantean reconvertir las zonas lecheras supuestamente más decadentes y poco productivas en cuanto a calidad y volumen, a otras labores diferentes, realizando tan injustificada restructuración de manera inconsulta y sin estudios puntuales, con lo cual se les perturba a esos productores el desarrollo de las actividades que han constituido siempre su soporte económico y parte tradicional de su familia y su cultura.