Una ley xenófoba y racista

Hacia finales de abril pasado fue promulgada en el Estado Sureño de Arizona, Estados Unidos de América, por la Gobernadora Jan Brewer, la Ley SB 1070 que criminaliza la inmigración indocumentada hacia ese estado, pero que pudiera propagarse por otros estados de esa nación.
Esa inicua disposición, que tiene un profundo carácter racista y xenófobo, no es otra cosa que una brutal violación de los derechos humanos por parte de una nación que arrebató por la fuerza ese territorio a México, contra cuyos inmigrantes está concebida inicialmente la odiosa normativa, dada la inmediación fronteriza entre esas dos naciones. Es por ello que los Estados Unidos de Norteamérica debería reconsiderar su esencia de nación y el espíritu de sus forjadores, ya que se trata de un pueblo que tuvo su inicio y grandeza a través de los inmigrantes.
La polémica ley que entró en vigor el 29 de julio pasado aunque suavizada, puesto que las secciones más controvertidas de ella quedaron en suspenso por orden judicial después de que el Presidente Obama la recurriera. Engendra, de todas formas, una atmósfera de malévola persecución contra los inmigrantes en general, porque ¿quién desconoce que millares de personas, en especial latinoamericanos, se ven obligados a desplazarse a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias? Pero por otra parte, ¿cuántos hacendados pequeños y grandes industriales se han enriquecido con el sudor de los latinos, pagándoles salarios de miseria por ser indocumentados y cuánto tuvieron que pagar estos a los comerciantes de la ilegalidad? Pobres latinos, son usados y luego desechados. Ojalá que tal disposición no se convierta en un incordio para los arrogantes gringos que desdeñan los trabajos menores: limpieza, recolección agrícola, servidumbre, casi todos desempeñados por hispanoamericanos.
La ley ha sido bloqueda parcialmente por la jueza federal Susan Bolton en tres aspectos importantes: la prohibición a los agentes de policía a comprobar el estatus migratorio de una persona a la que hayan detenido por otras razones; se suspende igualmente, la obligación de los inmigrantes a cargar siempre documentos que demuestren la legalidad de su ingreso al país y finalmente, queda en suspenso la sección que convertía en delito el que los inmigrantes indocumentados pudieran pedir empleo en lugares públicos.
Qué reprochable la doble moral de un país que mientras construye muros y aprueba leyes como esta y trata de cerrar las puertas a los inmigrantes a esos territorios, antiguamente mexicanos, pero despojados por la fuerza a ese pueblo, a la vez mantiene en toda su vigencia la Ley de “Ajuste Cubano”, típica legislación de evidente sesgo político, la cual permite la emigración de cubanos hacia los Estados Unidos, sin cortapisas, pues hasta a los delincuentes llegados de esa isla se les permite el ingreso sin que sufran deportación alguna, todo por la hostilidad política hacia la nación isleña, sea cual fuere la ideología política que tengan los cubanos.