Conjeturas

Una Mujer como Tú
Como acontece con los días especiales escogidos para exaltar a determinado personaje, la mujer no debe tener solamente una fecha establecida, sino que todos los días deben ser para ella. Es una tarea difícil exaltar a la mujer, sobre todo si ha de hacerse en unas pocas palabras o en unos pocos versos. Lo que quizás se logra con ello es un apretado resumen, fragmentario e insuficiente.
Uno hablando, expresando algo sobre la mujer puede pecar de ridículo y de caer en lo chabacano o trillado, emparentado con lo superficial, aunque ese no sea el propósito.
No se puede abarcar en estas pocas líneas todo acerca de la mujer, quizás tan solo una exaltación general de sus calidades como sexo femenino; hacer valer, tal vez el poder de ella sobre el planeta en tiempos difíciles para sí y para todos. Porque definitivamente la mujer estará siempre en la cima, visible, cual estandarte impetuoso en el fragor de la batalla. Puesto que una mujer como tú, querida amiga, de mente deslumbrante, espíritu infatigable y noble corazón, dejará siempre huella positiva, cual arado que surca la tierra para alojar a la fértil semilla, alimento vital del mañana.
Indiscutiblemente la mujer es la salvación y el único ser que puede brindar un estado adecuado a las relaciones humanas porque es la única que puede llevar adelante y con solvencia la educación de sus hijos. Hay excepciones, no lo niego, pero estoy hablando a gran escala, tratando de llegar a la esencia de ese ser privilegiado, a la sublime delicadeza que hay que prodigarle a un ser maravilloso que da vida, porque la mujer reúne en una sola persona, a madre y padre ejemplares. De ahí que la mujer encontrará siempre amor, donde los demás sólo ven el desdén.
Por eso, este breve homenaje también es una ofrenda significativa a la sensibilidad que la da la propia mujer; esa persona que nos brinda amor de distintas maneras y a la cual debemos corresponder, pues siempre la mujer representará ese ser tan maravilloso que siempre vemos en nuestras madres.
Además, la mujer es sin duda referente de puerto seguro, como el faro al marino bizarro en la noche tormentosa. Ella, del mismo modo, alienta con su ejemplo a luchar con denuedo por la justeza de nuestras convicciones; ella, nadie lo duda, construye y transita la senda esquiva de los hombres triunfadores.
Porque, finalmente, la mujer, amable amiga, regocija al más altivo mortal con su hermosura impoluta y trepida de emoción y anhelo al calor del vívido fuego, desgranando las más inmensas pasiones, una vez llegue la traza de su amor verdadero, vehementemente buscado.
Pero la belleza deslumbrante de una mujer, amable lectora, reside en su interior, en su simpatía, ternura y dulzura espirituales, infinitamente atrayentes, que la convierten en la más fascinante de las reinas.
Por todas estas consideraciones, para la mujer no debe estar dispuesto solamente un día de este mes, sino el mes entero y cada uno de todos días de los siglos venideros.