Conjeturas Edición N°439

Una necedad demagógica y populista

En días pasados superó la primera de las ocho votaciones requeridas en el congreso para ser aprobado, el proyecto de Ley que propone otorgarles derechos políticos a los colombianos a partir de los 16 años lo que les daría a estos jóvenes la posibilidad de elegir para corporaciones (exceptuado Cámara y Senado) y cargos de elección popular, además que se les facultaría para ser elegidos, pero únicamente como ediles, concejales o diputados.
Aunque suene novedosa y de avanzada, esta proposición del senador Jorge Londoño del partido Verde no pasa de ser una necedad demagógica y populista porque con ella su promotor quiere modificar la Constitución para darles a los jóvenes el derecho del ejercicio al voto, dejando en manos del Consejo Distrital y las Asambleas departamentales la aprobación del mismo, lo cual significa cambiar la forma pero no el fondo de las cosas
Además, con dicho proyecto no se está ampliando tan sólo el número de eventuales sufragantes, sino que también se les está dando ingreso a los más jóvenes a un sistema y un ambiente político–proselitista que se caracteriza fundamentalmente por ser deshonesto, despiadado, turbulento y poco edificante. De esta forma, se estaría relacionando directamente a estos adolescentes con las arrolladoras maquinarias políticas, lo cual los haría presa fácil de politiqueros inescrupulosos quienes los convocarían para cumplir con las ya muy conocidas labores de clientelismo político y así obtener de ellos el mayor beneficio posible para sus causas personales.
Naturalmente que es deseable que las personas desde muy jóvenes se preocupen por las cosas del Estado, pero igualmente no es justificado pretender tan solo conveniencias de tipo politiquero, aprovechándose de manera indecorosa de los derechos políticos de los más jóvenes.
¿No deberíamos pensar primero en la calidad y cobertura del deficiente sistema educativo colombiano? Porque es irrazonable concebir que la gran mayoría de los jóvenes colombianos que a duras penas pasan por un colegio pudiesen, a sus 16 años, haber adquirido conocimientos suficientes o criterio categórico, como para que les sea posible participar autónoma y eficientemente en un espacio político tan complejo y poco eficaz como el de Colombia. Se debe Implementar primero soluciones de base e impulsar en el Congreso proyectos de ley para educar mejor a nuestros jóvenes; se debe también procurar mejorar su nutrición, su salud y otros campos indispensables relativos a su desarrollo personal y familiar para que en un futuro puedan ingresar sin tanto menoscabo y con mucha propiedad a la participación política.