CONJETURAS EL DÍA DEL PERIODISTA

Es posible que una de las profesiones más proclive a la defenestración sea la de periodista. Este oficio, en muchos casos poco valorado, con una autocrítica feroz, se ha acostumbrado a ser maltratado y recibir constantemente descripciones inafames como “la canalla de la prensa”. Sin embargo sin la profesión periodística nuestra vida no sería la misma.
Pocas profesiones con tanto poder de influencia como el periodismo. Existe desde tiempo inmemorial, pues se dice que el primer periodista del que tenemos noticias fue aquel mensajero que corrió bastantes kilómetros en Grecia (42 para ser exactos) para informar que se había ganado la batalla de Maratón. Incluso la Biblia tiene sus periodistas, siempre mensajeros, y el Arcangel San Gabriel también hizo de anunciador (y por tanto de periodista, ubicado en la Historia Sagrada) del nacimiento de Jesús a la Virgen María.
Los periodistas son tan importantes como las historias que cuentan y cómo las cuentan, porque el profesionalismo y el buen hacer no está en la cobertura territorial de las noticias o en la importancia del medio. La importancia del periodismo está en contar con rigor y bien lo que acontece.
Hoy en día, en nuestro medio, el periodismo colombiano se ha venido caracterizando por su fortaleza a la hora de enfrentar los hechos que afectan al país, por su profesionalismo y por su alto nivel investigativo, el cual ha llegado a quitarle la vida a más de un centenar de comunicadores en la última década.
Por estas razones, el día del periodista debería ser entonces el día adecuado y justo para recordar aquellos hombres y mujeres que han sacrificado sus vidas, su paz y la de sus familias para construir un mejor país; denunciando corrupción y atropellos a la comunidad.
Gracias al sacrificio de estos periodistas, Colombia ha dado la guerra sin cuartel a todos los criminales transgresores del frágil ordenamiento jurídico colombiano, quienes han pretendido desestabilizar permanentemente a nuestra patria. Un país construido con justicia, un país con instituciones respetadas, un país honesto y trabajador, es la real esperanza que nos permitirá salir de tan macabro laberinto como el que vivimos, y es el periodista el adalid de ello.